¿Cómo adiestrar a un gato?
05 de abril de 2024
Los gatos son animales muy inteligentes y curiosos, los cuales tienen una gran capacidad de aprendizaje. Sin embargo, generalmente a mucha gente le puede parecer extraño enseñar cosas nuevas y trucos a un felino, más allá de una obediencia básica, debido a la fama que tienen de ser animales más bien independientes y centrados en ellos mismos.
¿Qué es el adiestramiento felino?
El concepto de adiestramiento hace referencia al acto de realizar un proceso de aprendizaje en un animal, con la finalidad que este aprenda a ejecutar una acción después de indicárselo, ya sea mediante un gesto o una orden oral.
Este procedimiento se realiza en toda clase de animales, con la intencionalidad que estos aprendan habilidades y/o trucos de lo más variados. Desde pequeñas acciones, como dar la pata o sentarse, hasta ejecuciones complejas, como bailar.
Diferencias entre adiestrar y educar a un gato
No hay que confundir este término con la educación, pues aunque este concepto esté relacionado con el adiestramiento, debido a que son procesos de aprendizaje, ambos tienen finalidades distintas.
La educación es necesaria, pues el animal aprende a comportarse y adaptarse de forma positiva a distintas situaciones cotidianas. Por ejemplo, enseñar a un gato a jugar sin hacerte daño, implica que le estás educando para que se comporte de un modo adecuado cuando juegas con él. No le estás enseñando una consigna concreta, como se haría en la adiestración, sino a que su comportamiento cambie para que el juego sea beneficioso para ambos..
¿Se puede adiestrar a un gato?
or supuesto. El adiestramiento es un procedimiento que puede emplearse en toda clase de animales, ya sean nuestras mascotas, aves, roedores, e incluso, los conocidos delfines. Todos aquellos animales que son capaces de aprender pueden ser adiestrados si se conoce la teoría del aprendizaje, concretamente, el condicionamiento. Sin embargo, es necesario conocer las necesidades, capacidades y pautas de comportamiento de cada especie para poder tener objetivos realistas.
No obstante, ¿por qué no conocemos tanto esta faceta de los gatos en comparación de los perros? Las características individuales de los felinos los hace más difíciles de adiestrar en comparación a los perros. O en todo caso, la afirmación correcta sería que los perros son mucho más fáciles de adiestrar debido a lo que son, perros. Esto es debido a que estos llevan muchos siglos con nosotros los humanos, y al ser nuestros compañeros durante tanto tiempo han modelado su cognición, teniendo una mente mucho más adaptable y interés por agradarnos, además de por realizar aprendizajes, motivo por el cual se han usado para trabajos de lo más variados y conocemos más de la faceta del adiestramiento canino.
Los gatos, en cambio, son mucho más instintivos, no necesitan agradarnos y no se ha requerido de ellos que se vuelvan propensos al aprendizaje, debido a que no se les ha necesitado a lo largo del tiempo para trabajos concretos. Como mucho, estos se han vuelto nuestras mascotas debido a que originariamente se mantenían para ahuyentar a los ratones, objetivo para el cual no hace falta adiestrarlos, pues lo hacen por y para ellos mismos.
¿Cómo adiestrar a tu gato?
Sesiones cortas
Los ratos que dediques a adiestrar a tu gato, deberán durar no más de 15 minutos, varios días de la semana. Esto es debido a que seguramente tu gato pierda interés con facilidad, sobretodo si has empezado a adiestrarlo hace poco.
Por esta razón, lo ideal es acabar la sesión antes de que tu gato empiece a ignorarte o a distraerse, debes siempre asegurarte de que durante toda la sesión tu gato está motivado y que eres tú quien finaliza la sesión, no él cuando esté cansado.
Premios y motivación
Es impensable adiestrar a tu gato sin usar el refuerzo positivo, es decir, darle un premio muy valioso cada vez que este realiza la acción deseada. Esto es debido a que el premio motivará a tu gato a realizar dicho aprendizaje y a prestarte atención.
El premio en cuestión deberá ser algo que solo esté durante la sesión de adiestramiento (por lo cual, no valen las caricias o su pienso), algo realmente de valor que asocie a estas sesiones, como comida húmeda, lonchas de jamón, malta para gatos…
Por último, en muchos de los trucos que le puedes enseñar a tu gato, el premio servirá como guía a seguir, para que este se desplace de la forma deseada para lograr una posición en concreto.
Objetivos fáciles
Durante el adiestramiento, deberás marcar pequeños objetivos que se acerquen poco a poco a la meta final, hecho que técnicamente se conoce en adiestramiento como aumentar criterio.
¿Qué quiere decir esto? Por ejemplo, si quieres enseñar a tu gato a que se ponga de pie sobre sus patas traseras, deberás primero premiar cualquier elevación que haga de las patas delanteras y progresivamente aumentar la dificultad, premiándolo cada vez que haya hecho un progreso. Es decir, premiar cuando eleva una pata, después premiarlo cuando eleva dos patas, seguidamente cuando se aguanta unos segundos elevando el cuerpo, etc. No puedes pretender, por lo tanto, que tu gato desde el inicio pueda sostenerse sobre sus patas traseras, pues no va a entenderte ni lograrlo, y se va a acabar frustrando.
Evita la manipulación física y el castigo
Muchas veces tendemos a coger y a mover el animal como si se tratara de un muñeco para enseñarle a realizar un truco. Este procedimiento no es del todo efectivo, pues por cómo aprenden, el animal no entiende que tiene que adoptar una posición a la cual le forzamos, sino a realizar una acción para obtener un reforzador, es decir, el premio.
Aplicar la manipulación física en gatos es mucho más contradictoria, pues mientras los perros pueden tolerar en menor o mayor medida que se les manipule dependiendo del carácter (por ejemplo, cogerles la pata para enseñarles a darla), el gato simplemente lo detesta, debido a que el hecho de ser agarrado es visto instintivamente como una amenaza. Por ende, la sesión de adiestramiento pensada para que sea motivadora y entretenida para el felino, se acaba volviendo desagradable.
Entiende a tu gato
No es lo mismo enseñar a un gato joven que a uno mayor, de la misma forma, no deberás tener los mismos objetivos para un gato manso a uno más bien asustadizo. El límite sobre lo que le puedes o no enseñar a tu gato, será su bienestar. Es decir, si enseñarle algo a tu gato implica que este va a sufrir estrés y/o dolor físico, debido a la edad, a alguna patología, a su carácter… deberás simplemente dejar de enseñarle este truco y buscar otro más sencillo o, evidentemente, que no le genere malestar, pues el adiestramiento debe ser una actividad que beneficie a ambos.